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Las Chinacas: Mujeres guerrilleras durante la Batalla de Puebla

Reivindicando a Las Chinacas

En el marco de la Batalla de Puebla es necesario reconocer que las mujeres no solo defendieron a México en el ámbito político y militar, sino que también hicieron contribuciones significativas a través de su participación activa como combatientes y en roles de apoyo

La Batalla de Puebla no solo fue un enfrentamiento entre militares; también marcó la participación destacada de dos grupos femeninos: Las Chinacas y las Conservadoras

Aunque los libros de historia a menudo omiten el rol de las mujeres en los conflictos armados de México, estudios recientes destacan su contribución crucial en todas las épocas de guerra, participando activamente tanto en la esfera política como militar.

El INAH destaca que las chinacas defendieron la nación. Cuando no estaban asignadas a tareas específicas, contribuían en las calles, alimentando a los batallones y utilizando las ganancias para mantener a sus hijos mientras sus esposos luchaban en el frente.

Estrategias de las mujeres en la Batalla de Puebla

El general Ignacio Zaragoza desempeñó un papel clave en esta victoria, implementando una estrategia que permitía el avance de los invasores mientras preparaba una emboscada en los fuertes de Guadalupe y Loreto

En esta lucha, Zaragoza no estuvo solo; contó con el apoyo de las tropas mexicanas, los indígenas zacapoaxtlas, y notablemente, las soldaderas

Estas mujeres valientes estuvieron en primera línea del combate, demostrando que el feminismo en tiempos de guerra ha sido protagonizado por figuras femeninas destacadas, contrariando la noción de que la guerra es exclusivamente “cosa de hombres“.

Las soldaderas se dividieron en dos grupos principales: las “chinacas rojas“, que lucharon valientemente como guerrilleras, y las “chinacas verdes“, mujeres conservadoras que sirvieron como enfermeras y cocineras durante la guerra.

Las razones de Napoleón

La Batalla de Puebla marcó un triunfo crucial para México en un momento en que el país se recuperaba de la Guerra de Reforma y enfrentaba continuas escaramuzas entre conservadores y liberales.

El presidente Benito Juárez se encontraba en una difícil situación, debatiendo entre pagar la deuda extranjera y negociar con potencias como España, Inglaterra y Francia para terminar con los conflictos internos. 

Sin embargo, la negativa a pagar estas deudas llevó al emperador Napoleón a invadir México, citando la suspensión de pagos como una excusa, mientras sus verdaderas intenciones eran estratégicas. Actualmente, las relaciones diplomáticas entre México y Francia son sólidas y estrechas, reflejando un largo camino recorrido desde aquellos turbulentos días.

La invisibilización femenina

Durante la Batalla del 5 de Mayo, los historiadores mexicanos han destacado cómo las mujeres, a pesar de las restricciones sociales y de género, se involucraron activamente en los acontecimientos políticos y militares de la época. 

Las mujeres de clases bajas se destacaron como correos, espías y soldaderas en la defensa de la nación, mientras que aquellas de clase alta participaron de manera más limitada, condicionadas por su posición social.

Sin embargo, a pesar de su valiente participación, el sistema bélico frecuentemente omite el reconocimiento de las mujeres en la guerra. En los relatos de la Batalla del 5 de Mayo, los nombres que comúnmente resuenan son los de Benito Juárez, Ignacio Zaragoza, Porfirio Díaz, entre otros, mientras que la contribución femenina, especialmente de las Chinacas y las campesinas y voluntarias que lucharon en primera línea, a menudo se ignora o se olvida.

Las chinacas en la poesía

La historiografía sobre el 5 de mayo raramente reconoce a las mujeres como protagonistas, y la documentación pública sobre su participación es escasa. No se encuentran mencionadas en los libros de texto escolares, ni en los tratados políticos o militares, y el conocimiento sobre su rol durante la intervención francesa es limitado.

Uno de los pocos homenajes literarios a estas heroínas es el poema “Guadalupe la Chinaca” de Amado Nervo, que evoca vívidamente la figura de una soldadera audaz y decidida, liderando a sus guerrilleros en el combate. 

Este poema representa uno de los más precisos retratos de la participación femenina en la Batalla de Puebla, y resalta la necesidad de honrar y celebrar a este grupo de valientes mujeres, especialmente en el marco de esta celebración.

“Es Guadalupe ‘La Chinaca’,
que con su escolta de lanceros,
diez fornidos guerrilleros,
y en su cuaco retozón,
que la rienda mal aplaca,
de la fábrica de Aguirre
a los ranchos de Menchaca,
a a buscar a Pantaleón”.

[…]

Ella cura los heridos
con remedios aprendidos
en el rancho en que nació,
y los venda en los combates
con los rojos paliacates
que la pólvora impregnó”.

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